domingo 16 de junio de 2024 - Edición Nº2020

Opinión | 21 may 2024

Editorial

La reconfiguración política actual de la Argentina

Si analizamos cual es el acierto de la dirigencia hoy en día y que viene de arrastre hace ya varios años, seguramente coincidamos que todo es confuso y en esta nebulosa no hay una solución para los bastos sectores medios y humildes del país.


Argentina ya hace más de 12 años que viene en un pronunciado declive en lo político, económico y social, los colectivos no encuentran como penetrar en una sociedad cada vez más fragmentada e individualista. El sistema parace ir en busca de cada vez más especulación financiera y se pierde en si, ese módelo productivista de generación y calidad del trabajo. La tecnología nos atravieza y con la facilidad de acercarnos de unos a los otros desde cualquier parte del mundo, parece que nos aleja perdiendo el contacto en la formación entre las masas de poder llegar a generar grandes proezas que se realizan con la labor de los unos con los otros. Si nos ponemos a pensar en la Política dirigencial de Argentina, los partidos políticos, los sindicatos y agrupaciones de distintas índoles ya no encajan o no encuentra en como impactar en las grandes soluciones que necesitan los individuos en su conjunto en estos tiempos actuales.

 

El liberalismo en un país como Argentina, parecía que nunca iba a ser posible luego de distintos acontecimientos hìstoricos que nos han dañado tanto. En un terrotorio de grandes proezas y batallas que se han logrado a lo largo de la hístoria con la reivindicación de los derechos adquiridos, hoy intentan sepultarlos e instalarlo como uno de los grandes problemas. Hay que entender que el liberalismo en la Argentina ya ocurrió, esto no es nuevo y que haya asumido Javier Milei como Presidente no es solo merito propio de él, sino que también es un gran problema de todo el arco dirigencial político argentino. 

 

Con un peronismo fragmentado y radicalismo regalado, parecierá que no hay una vuelta de tuerca para poder encontrar un salvoconducto para lograr un país más equitativo. La UCR transa con el Gobierno libertario como lo hizo con el macrismo, pero solo el mejoramiento individual de cada uno de sus dirigentes parece importarle y no una solución para un pueblo argentino devastado. También, encontramos un sindicalismo que en su casi mayoría se encuentra inmerso en ese rosqueo para la convivencia y conveniencia de las cabezas que manejan esos gremios, sin siquiera pensar en sus afiliados o en los trabajadores en su conjunto que pierden velozmente su poder adquisitivo y así con la caída del consumo, son miles las Pymes que quebraron y muchas medianas empresas que quebrarían con este módelo liberal.

 

Lo que ocurre en la Argentina no es un hecho solo económico, sino que es meramente político. Grandes poderes monopólicos son los impulsores de llevar a políticos con muy poca reputación a gobernar el país pero solo para los íntereses individuales de los dueños y comisionistas de las grandes corporaciones.

 

La generación de trabajo es meramente informal o de pesima calidad. Son algunos pocos y pocas valientes que se animan a emprender pero sin grandes posibilidades de poder llegar lejos, porque sin un Estado que los apañe y pueda prospiciar las herramientas para la creación de nuevas pymes y empresas, el desempleo aumenta y así la economía se achica pero en favor de las minorias aglutinadas con los Gobiernos que las favorezcan. En estos últimos años, los dirigentes e instituciones no quisieron o no pudieron resolver el problema estructural de la Argentina y así entramos en un gran limbo sin un gran liderazgo y una grave crisis de representación política. 

 

Si analizamos como se encuentran los partidos políticos, Instituciones y dirigentes, vemos que no hallan el camino para poder concentrar grandes voluntades. El impacto económico parece no ser de una ebullición social significativa que pueda poner al Gobierno de turno en grandes preocupaciones. Parece ser que la representatividad y las críticas a las decisiones de Javier Milei y su equipo, no son certeras. La pobreza aumenta y el desempleo también, pero así todo parece no haber grandes movilizaciones sociales que impacten, cuando hace unos años los movimientos de las grandes masas o sectores medios eran en la mayoría de los casos certeros y podrían verse ciertos cambios a través de la lucha. 

 

En los últimos tiempos, Argentina ha sido testigo de una profunda reconfiguración política que ha sacudido los cimientos del panorama gubernamental y social. Los vientos del "cambio" han soplado con fuerza, provocando un vaivén de alianzas, tensiones y reacciones en el tablero político. Este escenario de transformación constante ya veces tumultuoso ha evidenciado la necesidad de adaptación y flexibilidad por parte de los actores políticos y de la sociedad en su conjunto. Las viejas estructuras y esquemas han dado paso a nuevas formas de hacer política, donde la agilidad, la transparencia y la capacidad de diálogo se tienen que volver más relevantes que nunca, sin eso no podría ser posible para dar vuelta el tablero y tener un país con un real Estado de Bienestar, quitando las mezquindades algunos dirigentes políticos que solo se dedican a crecer y construir su propio patromonio personal.

 

En este contexto, es fundamental reflexionar sobre el papel de la ciudadanía en la consolidación de una democracia más participativa y representativa. Los desafíos actuales exigen no solo la observación crítica de las decisiones políticas, sino también una actitud proactiva en la defensa de los valores democráticos y la búsqueda de consensos sostenibles en el tiempo para que exista por una buena vez una política Estado real.

 

La reconfiguración política actual nos invita a repensar el rol del Estado como garantía de derechos y promotor del bienestar social. La efectividad de las políticas públicas como han ocurrido en ciertos momentos de la hístoria, ahora se pretende barrer con lo adquirido pero eso ahora no parece ponerse en discusión. No hay un gran discurso de liderazgo donde la sociedad tenga como referencia para exigirle al Gobierno libertario que las conquistas hístoricas se reívindican y no se borran de un día para el otro.

 

En definitiva, esta nueva reconfiguración nos desafía mirar hacia adelante con determinación para construir un camino de progreso y desarrollo sostenible. En nosotros está la responsabilidad de ser protagonistas de este tiempo histórico, pero mediante la formación e información pero siempre marcando que los intereses de un Gobierno liberal no es netamente óptimo para avanzar como país, tenemos que dejar nuestra huella en la construcción de una sociedad más justa y solidaria en la consciencia de cada uno.

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