Opinión | 19 mar 2024
Educación
El faro de las universidades públicas en un contexto crítico
La importancia de la universidad pública, aún en momentos de crisis. Un pequeño repaso de los derechos conseguidos, de la coyuntura social y económica de la diaria para muchos estudiantes, la situación presupuestaria de la UNRN y el retroceso que implicaría el cierre o el arancelamiento de las universidades públicas.
Por: Lautaro A. Hermosilla V.
La situación alarmante que viven las universidades públicas en todo el país, es fiel reflejo de un presente con incertidumbres cada vez más agudas, en el rumbo de las políticas implementadas por el Gobierno nacional. Si de algo podemos dar certeza, es de la realidad del presente que le está costando a todas las clases sociales que concurren a las universidades públicas, hoy no hay margen entre la clase media, media baja, o baja, hoy hay un gris muy profundo que cada supermercado y kiosco deja en evidencia cuando vamos a comprar algún insumo básico.
El sueño de ir a la universidad, de que alguien de tu familia pueda ser primera generación universitaria, era algo que solía ocurrir desde el 49´ en adelante. Históricamente desde aquel 22 de noviembre de 1949, en el que el presidente Juan Domingo Perón, a través del decreto 29.337, suspendía el cobro del arancelamiento y sancionaba la gratuidad de las universidades argentinas. Un antecedente de esta conquista en materia de derechos sociales y democratización, es la reforma universitaria de 1918, que entre algunas de las reformas exigidas se mencionaba el compromiso con la realidad social, la inclusión del claustro estudiantil en el gobierno universitario, y una de las más importante, la libre expresión del pensamiento. Sin dudas, este repaso es importante a la hora de tener noción de lo que es la lucha histórica de las universidades y la influencia de los y las estudiantes en la misma y fuera de ella.
Hoy se suele subestimar la educación, como bien decía al inicio, el sueño de ir a la universidad era algo que solía ocurrir, hoy no es así. En la actualidad, la realidad demanda tener un trabajo y si se consigue un empleo mucho mejor, una vez terminado el secundario, muchos pibes y pibas deciden entre estudiar y trabajar, algunos hacen las dos y pueden seguir con un razonable atraso de la carrera elegida, y en otros casos deben optar por la opción de laburar, ganarse el mango y ayudar a llevar la comida a sus casas, pagar el alquiler, poder costear unas zapatillas, tan simple como eso.
No subestimemos nunca el poder de la educación en el desarrollo de un país, la transformación social desde el plano intelectual, cultural, científico y de revisionismo histórico, muchas veces emerge de las universidades públicas, universidades a las que pueden asistir con un sueño en las mochilas miles de estudiantes. El aporte de las universidades a la sociedad es inmenso, como también el de la sociedad a la misma. Es mentira que se adoctrina estudiantes, que la educación pública es un nicho de curros. La temática centrada sobre esto en la opinión pública ha sido altamente manipulada y un fiel reflejo de eso es justamente el sentido y la connotación negativa que se le da a la educación pública.
El contexto actual de las universidades públicas del país, sin un presupuesto actualizado, o sea, con el presupuesto del año anterior, es algo que dificulta a grandes rasgos el funcionamiento de las universidades, ya que dicho presupuesto no tiene en cuenta el contexto inflacionario que vive la economía argentina. Muchas universidades mencionan que el presupuesto vigente, les permitirá seguir hasta mitad de año, en algunos casos pasan el primer semestre, en otros, estarían llegando a mayo con la soga al cuello.
Precisamente en el caso de la Universidad Nacional de Río Negro, reclamaron una actualización presupuestaria ante esta crisis institucional en la educación superior, en terminos económicos, que según el rector, Anselmo Torres, es “la más profunda desde la vuelta de la democracia”. En términos de federalismo también es desesperante, ya que el proyecto de ley llevaría a que el presupuesto universitario sea considerado por la cantidad de estudiantes y egresados de la institución, a lo que Torres expresó “Para tener gran cantidad de alumnos tenemos que estar insertos en una urbe de mucha población y eso es algo que no tenemos las universidades patagónicas”, por lo que esto sería un claro proceso de “centralización muy preocupante”. "Esto provocaría una centralización de los recursos en las grandes urbes, que son las que tienen masividad de estudiantes, porque para tener estudiantes hay que tener población. Si bien sigue habiendo migración de estudiantes, eso ha disminuido a partir de la creación de universidades en cada una de las provincias", sentenciaba en la conferencia de prensa brindada en el campus de la Sede Atlántica de la UNRN la semana pasada.
Claramente estamos ante un escenario de incertidumbre, pero que a su vez, nos da previsibilidad de las políticas que el gobierno nacional pueda tomar. Una reducción del Estado, es el primer trago que trae consigo el proceso neoliberal, la privatización de empresas y organismos estatales sigue después, y de eso podemos dar cuenta en estos momentos, con la intervención de la Agencia de Noticias Télam. Entre la política de privatizaciones se puede encontrar lo que en su momento, el por entonces candidato, hoy presidente de la nación, Javier Milei, propuso sobre el arancelamiento de las universidades públicas. Un proceso que llevaría claramente al retroceso de más de 70 años de desarrollo, democratización, pluralidad, inclusividad y calidad en la educación pública argentina.