Fracaso histórico e incógnitas a corto plazo

Tiempos complicados se viven dentro del oficialismo luego de la llamativa derrota que sufrió en la cámara baja. Posteriormente a una trabajosa aprobación del proyecto en general (aunque severamente mutilado en su contenido), el bloque libertario dispuso el tratamiento particularizado del proyecto.

Los resultados de la acción estuvieron a la vista de todo del pueblo argentino: fracaso total y remisión del plexo normativo a comisiones, lo cual seguramente implique la muerte del proyecto en su conjunto.

Las horas posteriores del oficialismo, encauzado particularmente en la figura del mandatario nacional, fueron de furia total. La decisión, cuanto menos temeraria, fue acusar de “traidores” a los diputados que no acompañaron (acompañando el simbólico direccionamiento a la elaboración de una “lista negra”), y de presentar “en sociedad” la idea de convocar a una consulta popular (la cual, dada la poca afluencia parlamentaria, sería no vinculante).

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Ahora bien, ¿Cómo se llegó a esto?. Surgen, a primera vista, dos posibilidades: el oficialismo no logró reunir las voluntades de sectores “dialoguistas” e intentó forzar una votación esperando una respuesta dócil, o bien acuerdos opositores de última hora terminaron de dar por tierra a las propuestas y provocar este bochorno político.

Especulaciones en ese sentido no faltan, desde quienes ponen en cuestión la voluntad de “cooperar” de los gobernadores, como aquellos que apuntan al kirchnerismo y a un acuerdo con aquellos para forjar un bloque de 2/3 que solidifique la coparticipación del impuesto País. Otros apuntan a la total desidia del tratamiento del mandatario a diversos sectores, sumados a la inexperiencia de sus representantes en el congreso.

Sin embargo, las causas ya no son tan relevantes a como lo serán las consecuencias de esta derrota durísima para el partido gobernante. La postergación de la opción de hacerse con las cajas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, de postergar el acople en materia previsional, y, principalmente, de rifar empresas estatales, ponen en serias dudas la viabilidad del Plan Caputo quien sin la inyección inmediatas de divisas norteamericanas deberá redireccionar sus metas; mientras deberá enfrentar su preanunciado primer caos cambiario.