miércoles 07 de junio de 2023 - Edición Nº1645

Regional | 28 mar 2023

Astronomía

La empresa Leolabs está construyendo un radar para satélites en Tierra del Fuego

La compañía anunció avances en el proyecto.


En Tierra del Fuego, Antártida e Íslas del Atlántico Sur, una compañía norteamericana llamada Leolabs está estableciendo una red de radares que les sigue el rastro a los objetos mayores de 10 cm en la órbita terrestre y da la señal de alerta para iniciar las maniobras correspondientes cuando puede haber riesgo, según confirmó la periodista especializada Nora Bar.


“El aparato vigila todos los objetos que están en órbita terrestre baja y funciona en coordinación con una red global de alrededor de una docena de dispositivos similares que tenemos en distintos países, como Portugal, Estados Unidos, Australia, Costa Rica y Nueva Zelanda –cuenta Darren McKnight, director científico de la compañía–. Hacemos las mediciones, advertimos cuando alguno se está acercando a satélites operativos e informamos cómo mantenerlos a salvo”.


El servicio se ofrece tanto a agencias gubernamentales como al sector privado. “Trabajamos para el gobierno de Estados Unidos, pero también para el de Japón y distintas empresas –detalla McKnight–.  Más del 60 % de los satélites comerciales en órbita obtienen su información de tráfico de nuestra compañía”.
 Se calcula que en órbitas bajas existen más de 20.000 objetos de más de diez centímetros de diámetro, que es el tamaño más pequeño que los radares pueden “ver”, pero solo 6000 están operativos.  “Los satélites hacen un muy buen trabajo cuidando de sí mismos, pero sabemos que toda esta chatarra está volando y tenemos que advertir cuándo se aproximan demasiado para hacer maniobras que permitan evitar choques”, comenta el científico.

 

La ubicación en el extremo austral del país, a 45° de latitud Sur, es considerada particularmente conveniente, porque es la región donde se produce la mayoría de las “conjunciones”.  “Los potenciales accidentes no ocurren uniformemente en todo el espacio –explica McKnight–, sino en especial entre los 35 y los 55° de latitud Norte o Sur. La Argentina es un gran lugar porque está en un hemisferio en el que tenemos muy pocos radares. Además, si uno los piensa como una de esas cámaras que se instalan en las esquinas para vigilar el tráfico, es una intersección concurrida. Es una ubicación estratégica para tener un buen punto de vista a muchos de los acercamientos que ocurren”.

 

Aunque no desea precisar el costo del equipo, McKnight (experto en recolección de datos) afirma que  desarrollaron un diseño innovador que permite producirlos de forma significativamente más económica que los anteriores. Y un dato singular es que no necesitan personal para operarlos. “El de Nueva Zelanda se construyó justo antes de que comenzara la pandemia. Durante más de dos años no pudimos tener a nadie en el lugar y funcionó perfectamente bien. Es asombroso –se sorprende–. Como dije, son como cámaras de tráfico, pero de muy alta tecnología, muy bajo mantenimiento y muy alta confiabilidad. Es una combinación maravillosa”.

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