

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) enfrenta una carrera contrarreloj: en apenas dos meses deberá acumular alrededor de u$s2.000 millones en reservas, lo que representa el 40% de la meta anual comprometida con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este desafío llega luego de un primer trimestre crítico, en el que el Gobierno perdió unos u$s5.000 millones intentando mantener la estabilidad del tipo de cambio.
La meta impuesta por el organismo internacional establece que, para el 30 de junio, las reservas netas —que al 31 de marzo se encontraban en u$s7.400 millones negativos— deben mejorar hasta alcanzar u$s2.900 millones negativos. Para lograrlo, el equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, deberá adquirir aproximadamente u$s4.500 millones entre abril y junio.
Según estimaciones de la sociedad de bolsa Cohen Argentina, u$s2.100 millones de ese total deberían provenir de compras directas del BCRA en el mercado, mientras que el resto se espera que llegue a través de financiamiento de organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID o la CAF. Si estos fondos no se concretan en su totalidad, el acuerdo con el FMI contempla una revisión a la baja de la meta de acumulación.
La presión sobre el Central es doble: necesita acumular dólares sin convalidar un aumento significativo del precio del dólar oficial, actualmente cerca del piso de $1000. La estrategia del Gobierno, que mantuvo durante el primer trimestre una devaluación del 1% mensual, se jugó en un contexto delicado en el que todavía no se ha definido la salida del cepo cambiario. Esa decisión contribuyó a la sangría de reservas, que comenzó el año con un rojo de u$s2.400 millones, según la metodología del FMI.
De acuerdo con el plan trazado, Argentina debería cerrar 2025 con un saldo positivo de u$s1.600 millones, partiendo del déficit actual. Esto implica una acumulación neta de u$s4.000 millones adicionales, además de recomprar los u$s5.000 millones perdidos en el primer trimestre. En total, el desafío para lo que resta del año es de aproximadamente u$s9.000 millones.
Sin embargo, el panorama se complica hacia el tercer trimestre. Con la caída estacional en la liquidación de exportaciones —ya que la cosecha gruesa se concentra en el primer semestre—, el FMI contempla que las reservas netas caigan nuevamente a u$s3.000 millones negativos, lo que implica un leve deterioro respecto a junio.
El BCRA tiene 60 días para sumar u$s2.000 millones en reservas.
Debería adquirir un total de u$s4.500 millones en el segundo trimestre.
Parte del financiamiento provendrá de organismos multilaterales.
La meta de fin de año es pasar de -u$s2.400 millones a +u$s1.600 millones.
El tercer trimestre será clave por la estacionalidad exportadora.
El Gobierno argentino transita una senda estrecha entre estabilizar el dólar, acumular reservas y cumplir con los compromisos del acuerdo con el FMI, en un contexto aún frágil tanto económica como políticamente.