

En un giro sorpresivo en la guerra comercial, el presidente Donald Trump anunció este miércoles una pausa de 90 días en la imposición de nuevos gravámenes para aquellos países que aún no hayan respondido con represalias a las medidas de Estados Unidos. Sin embargo, en una escalada en la confrontación con China, el mandatario incrementó de forma inmediata el arancel a productos chinos al 125%, como respuesta a las medidas aplicadas por Beijing.
La decisión, explicada por Trump en un comunicado, se produce luego de que "más de 75 países" se pusieran en contacto con su gobierno para negociar un nuevo esquema arancelario. Según el presidente, la medida beneficiará a los principales socios comerciales que habían sufrido incrementos en los gravámenes, entre ellos la Unión Europea, Japón, Vietnam, Corea del Sur, Taiwán, India, Reino Unido, Suiza y Tailandia, entre otros.
Una tregua condicional
La nueva política estadounidense contempla lo siguiente:
Tasa general del 10%: Se aplicará a casi todas las importaciones, siempre y cuando el país receptor no haya adoptado represalias contra la subida de tarifas.
Pausa de 90 días: Durante este periodo se negociarán modificaciones en el esquema arancelario con aquellos países dispuestos a dialogar.
Inclusión de nuevos países: Además de los socios tradicionales, se esperan beneficios para naciones como Indonesia, Malasia, Camboya, Sudáfrica, Bangladesh, Israel, Filipinas, Pakistán, Sri Lanka, Nicaragua, Noruega, Costa Rica, Jordania, Nueva Zelanda, Ecuador, Madagascar, Myanmar, entre otros.
El caso de Canadá y México: Originalmente exentos, ambos países verán aplicarse temporalmente el arancel del 10% mientras continúan las negociaciones.
La guerra comercial con China
Mientras se abre una ventana de negociación para la mayoría de los países, China se encuentra en una situación distinta. Como respuesta a la alza de aranceles que reducía temporalmente los gravámenes sobre ciertos productos, Trump confirmó el aumento del impuesto a las importaciones chinas de 104% a 125%, medida que entró en vigor de manera inmediata. Este ajuste se produce en medio de un intercambio beligerante: tras el aumento por parte de EE.UU., China anunció que impondría gravámenes del 84% a productos estadounidenses, incrementando así la tensión entre ambas economías.
El recalentamiento en la contienda arancelaria ha reavivado temores sobre las repercusiones en el orden comercial global, que desde hace décadas ha facilitado el intercambio económico y la estabilidad de los mercados. Analistas advirtieron que estas medidas podrían acelerar la desaceleración económica, afectando a cientos de miles de millones de dólares en valor de mercado y aumentando las probabilidades de recesión.
Impactos y reacciones internacionales
El anuncio ha generado un clima de incertidumbre en los mercados financieros. Mientras algunos inversores han interpretado la pausa de 90 días como un intento de apaciguar la escalada de tensiones, la drástica medida contra China es señal de que la contienda comercial está lejos de resolverse. La comunidad internacional observa con cautela la evolución de los diálogos y las respuestas de los países afectados, que incluirían, además de los socios tradicionales, a Estados que ya se encontraban gravados con un 10% y verán confirmada esta tasa en la nueva configuración.
Esta nueva etapa en la política arancelaria promete redefinir las relaciones comerciales a nivel global, poniendo a prueba la capacidad de negociación de las naciones involucradas y la estabilidad del comercio internacional en un contexto de crecientes tensiones económicas. Los próximos días serán clave para evaluar el impacto de estos cambios y determinar si la pausa anunciada facilita o complica la resolución de la guerra comercial.