miércoles 30 de abril de 2025 - Edición Nº2338

Nacional | 7 abr 2025

Comercio exterior

Pésima política internacional: Argentina al alejarse de los BRICS también enfrenta nuevos obstáculos comerciales con EE.UU.

El bloque BRICS representa alrededor del 40% de la población mundial y el 30% del PBI global, y es uno de los principales destinos de las exportaciones argentinas, especialmente en sectores como el agro, la energía y la minería.


La decisión del gobierno argentino de renunciar a su ingreso a los BRICS —el bloque económico integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, al que se sumarían Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos— marca un cambio radical en la política exterior del país, pero también plantea serios interrogantes sobre su estrategia comercial y diplomática en un contexto global cada vez más complejo.

 

La administración de Javier Milei, alineada abiertamente con Estados Unidos e Israel, optó por declinar su adhesión al grupo en enero de 2024, a pesar de que la membresía ya había sido aprobada durante el gobierno anterior. El argumento fue ideológico: “no vamos a formar parte de alianzas con países que no respetan las libertades individuales”, había dicho Milei. Sin embargo, la salida tuvo consecuencias prácticas que hoy se hacen evidentes.

 

El bloque BRICS representa alrededor del 40% de la población mundial y el 30% del PBI global, y es uno de los principales destinos de las exportaciones argentinas, especialmente en sectores como el agro, la energía y la minería. Además, se proyectaba como una fuente clave de financiamiento alternativo en medio del ahogo del FMI y la falta de dólares. Perder ese espacio significa para Argentina menos acceso a mercados emergentes estratégicos y menos influencia geopolítica en un mundo que se está desdolarizando.

 

Para colmo, mientras se cierra una puerta en Oriente, otra se complica en Occidente. Estados Unidos, lejos de ofrecer beneficios comerciales a cambio del alineamiento político, aplicó recientemente un arancel del 25% sobre las exportaciones de acero argentino y el 10% en todos los demás productos —un sector que había logrado cierto dinamismo en los últimos años. Esta medida forma parte de un paquete más amplio que también afecta a México, Brasil y otros países, en un intento por proteger la industria norteamericana frente a la sobreoferta global, especialmente de China.

 

Así, Argentina queda atrapada en un limbo comercial y diplomático: se aleja de socios estratégicos sin conseguir ventajas concretas del nuevo alineamiento. El país pierde mercados sin asegurar reemplazos, y se arriesga a una mayor dependencia financiera del FMI y de organismos multilaterales afines a Washington, sin un horizonte claro de integración económica.

 

En definitiva, la política exterior de Milei —basada más en afinidades ideológicas que en intereses pragmáticos— parece estar generando más aislamiento que inserción, en un momento en el que la economía necesita urgentemente divisas, inversión y comercio fluido con el mundo. La geopolítica no perdona el amateurismo.

 

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