

Con la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria impulsada por el presidente Javier Milei a través del DNU 274/2024, los haberes de los jubilados han sufrido una significativa pérdida de poder adquisitivo. En marzo de 2025, la jubilación mínima, sin contar el bono extraordinario, se ubicará en $279.122, cuando con la fórmula anterior habría alcanzado los $356.962. Esto implica una reducción del 27,9%, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Desde el inicio de la actual gestión, las políticas de ajuste han impactado de manera contundente en los haberes jubilatorios. La "motosierra" y la "licuadora" se aplicaron con fuerza sobre este sector vulnerable, que también ha sido protagonista de protestas reprimidas, como se vio en la manifestación del pasado miércoles.
El Gobierno había defendido la modificación en la fórmula jubilatoria asegurando que, al estar atada a la inflación, protegería a los jubilados de la pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, la realidad muestra que no solo no logró mejorar los haberes, sino que consolidó la caída en su valor real. Durante el empalme entre la fórmula anterior y la nueva, los jubilados sufrieron una pérdida del 7,2% adicional al 12,5% que otorgó la administración libertaria.
En este contexto, las jubilaciones han sido un factor clave en la reducción del gasto público, representando el 19,2% del ajuste total realizado por el Sector Público Nacional en 2024. La estrategia de contención del gasto incluyó el congelamiento del bono extraordinario de $70.000 desde marzo de 2024, a pesar de la inflación. De haberse actualizado en la misma proporción que los haberes, el bono debería ascender a $145.303, más del doble de su valor actual.
Entre septiembre de 2023 y marzo de 2025, el poder adquisitivo de las jubilaciones mínimas con bono cayó un 13,3%, según el CEPA. Esto se debe a que el bono, una parte fundamental del ingreso de los jubilados de la mínima, nunca fue incorporado al haber básico ni se actualizó, quedando congelado desde el inicio de la gestión. Mientras que los haberes aumentaron un 108% en un año, la jubilación mínima con bono sólo subió un 71%, dejando a miles de jubilados por debajo de la línea de pobreza.
La situación de los jubilados se mantiene crítica en un contexto de alta inflación y ajuste fiscal, con un poder adquisitivo que sigue en caída y una fórmula de movilidad que no ha logrado cumplir con su objetivo de protección ante la suba de precios.