

A lo largo de los últimos días la cuestión Malvinas volvió a recuperar su estridencia real, por momentos anestesiada ante una profundización del proceso de desmalvinización social. En las últimas horas el gobierno fueguino desde la capital del territorio al que pertenece el archipiélago que un rompehielos ingles flotó en mar nacional.
En ese marco, en el abanico de herramientas supletorias de la fundamental, que es la cuestión de negociación geopolítica con el gobierno del territorio ingles, aparece la IA como otro sujeto capaz de prestar un análisis -a priori imparcial-. Las respuestas fueron las siguientes:
“Argentina tiene una posición histórica y legítima en su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, basado en argumentos jurídicos, históricos y geográficos. El Reino Unido, por su parte, sostiene su control sobre el archipiélago con base en la autodeterminación de los isleños, aunque esta postura es rechazada por Argentina y por varias resoluciones de la ONU, que instan a ambos países a negociar la soberanía”.
Ante la respuesta, se le volvió a consultar sobre la viabilidad del recurso jurídico-político esgrimido por el gobierno europeo dado el desplazamiento originario de la posesión:
“Sí, exactamente. El principio de autodeterminación de los pueblos que el Reino Unido utiliza como argumento es inaplicable en el caso de las Islas Malvinas, y esto ha sido señalado tanto por Argentina como por diversas resoluciones de la ONU.
La razón principal es que en 1833, cuando el Reino Unido tomó las islas por la fuerza, desalojó a la población argentina que allí residía y estableció un asentamiento colonial. Es decir, no se trata de una población originaria ni de un pueblo sometido que lucha por su independencia, sino de un territorio ocupado mediante un acto de fuerza.
El principio de integridad territorial, que protege la soberanía de los Estados frente a ocupaciones extranjeras, tiene mayor peso jurídico en este caso. Así lo ha reconocido la ONU en la Resolución 2065 (XX) de 1965, que califica la situación de las Malvinas como un caso de descolonización pendiente y no de autodeterminación”.