martes 09 de septiembre de 2025 - Edición Nº2470

Efemérides | 2 may 2023

historia

La historia del Crucero ARA Gral. Belgrano

De USS Phoenix al crimen de guerra, pasando por el 17 de Octubre.


La historia del buque más representativo de la historia de Armada Argentina tiene su génesis en otras latitudes. En el año 1938, la fuerza naval estadounidense botó al oceano un Crucero Liviano "clase Brooklyn" que comenzaría a realizar misiones de reconocimiento alrededor del mundo, bajo el nombre USS Phoenix (CL-46).


El mismo, participaría de la resistencia al ataque a la base de Peral Harbor en la costa norteamericana, donde pudo escapar con tripulantes aun estando desarmado. Durante sus años de "alta" sirvió en toda la campaña frente a las fuerzas japonesas del Eje hasta que el 28 de febrero de 1946 se decidió removerlo de la estructura bélica de línea y posibilitar su venta.


El principal interesado por el buque (y su historia) fue nada menos que el presidente de Argentina en ese momento, el Gral. Juan Domingo Perón; quien no sólo lo adquirió para las FF.AA. nacionales sino que además decidió que en su rebautismo se pasaría a denominar ARA 17 de Octubre.


La história, sin embargo, sería esquiva en su relación con el líder del movimiento justicialista, ya que desde el mismo navío es donde la autoproclamada "revolución libertadora" negociaría la trasferencia de poder. En ese momento, en el marco de la prohibición de cualquier simbología peronista, se optó por la modificación de su identificación, pasando a denominarse como ARA Gral. Belgrano. 


Luego de intervenir en el Conflicto del Canal del Beagle, el crucero ligero fue el principal elegido para el traslado de soldados a las Islas Malvinas en 1982. El 16 de abril de 1982 zarpó desde la Base Naval Puerto Belgrano hacia el este de la zona de conflicto con 1093 tripulantes. Los testimonios y relatos describen ese momento como de "una incertidumbre completa, de una esperanza simbolizada en la promesa de volver y de una movilización por defender la Patria".


El buque debía mantenerse fuera del área de exclusión impuesta por los británicos, vigilando las intenciones de las fuerzas enemigas. Luego de recalar en la ciudad de Ushuaia, se reunió con dos destructores. El 1° de mayo, mientras navegaba recibió la orden de atacar a la flota británica por el sur, pero ya había sido detectados por el submarino nuclear HMS “Conqueror”, que se había posicionado en cercanías del ARA "General Belgrano".


“Siendo 1° de mayo de 1982, el GT 79.3 recibió órdenes de destacarse por el sur del banco Burdwood en aproximación al enemigo intentando contacto con unidades de superficie que operaran hacia el sur de Malvinas para desgastarlas mediante un ataque con misiles. Atacar únicamente blancos de oportunidad favorables, teniendo en cuenta la amenaza aérea. Asimismo, otra de sus tareas se relacionaba con el control de los accesos al teatro de operaciones desde el sur y efectuar disuasión respecto de eventuales movimientos de naves de otros países. Inicialmente, al GT 79.3 no se le habían asignado objetivos materiales que atacar, luego se le dio libertad de acción manteniéndose en el sur del teatro, sin necesidad de ingresar a la zona de exclusión, a la espera de eventuales blancos que se desplazaran hacia el sur. Así el GT 79.3. inició una derrota hacia el este, siempre al sur de la zona de exclusión, a la que nunca ingresaría, derrota que mantendría hasta las primeras luces del 2 de mayo”. Cita textual de Daniel Cavalieri; Hasta la última balsa, Buenos Aires, Instituto de Publicaciones Navales, 2011.


l día siguiente, 2 de mayo de 1982, se ordenó al GT 79.3. anular la operación y dirigirse a zonas más cercanas al continente, al sur de la zona de exclusión británica, pero el ARA “General Belgrano” ya había sido detectado por el submarino británico HMS “Conqueror”. Finalmente, el submarino lo localizó el 1° de mayo, y lo persiguió de cerca aguardando que ingresara en la zona de exclusión marítima de 360 kilómetros de radio con centro en las Malvinas para atacarlo.

 

Entre las 12 y las 15 horas del día 2 de mayo, el crucero ARA “General Belgrano”, navegando a 270º (hay publicaciones que sostienen a 280°), efectuó pruebas de detección sonar pasiva de los destructores sobre el crucero, alejados entre 5000 y 8000 yardas del mismo, quedando éstos por la banda de estribor del crucero en formación flexible y con una velocidad inicial de 15 nudos que terminó siendo de 10.

 

A las 16 horas, el GT 79.3. marcaba a 110º de Punta San Juan (Isla de los Estados), a una distancia de 87 millas, navegando al rumbo 290º, a una velocidad de 10 nudos. En ese momento, el crucero ARA "General Belgrano" fue atacado por el submarino nuclear HMS “Conqueror”, al mando del entonces Comandante Christopher L. Wreford-Brown.


Fue exactamente a las 16:02 horas, cuando el submarino comenzó el ataque lanzando el primer torpedo Mark 8 que impactó en la sala de máquinas, disparado a una distancia de tan sólo 5 km. El segundo impacto fue en la proa, destruyéndola casi por completo. No había opción y la tripulación escuchó a las 16:23 horas la orden de abandonar el buque.En momentos del ataque, el GT 79.3. se encontraba a más de 30 millas al sud-sudoeste fuera de la zona de exclusión.

Media hora después, el “Belgrano” se hundió en las gélidas aguas australes, dejando a la deriva balsas con hombres que enfrentaron durante casi dos días “Mar 4, visibilidad 500 yardas y viento del noroeste a 30 km/h” (fragmento del SITREP emitido por el ARA “Piedrabuena” en misión de rescate). Las bravías olas dificultaron la supervivencia y posterior rescate de los náufragos, quienes ante cada contingencia superada creían firmemente volver a nacer.


Durante el ataque fallecieron 323 tripulantes y fueron rescatados 770. “No todos fallecieron durante el ataque sino que de sus 1093 tripulantes perdieron la vida 323 por efectos de los impactos, incendios, naufragios o permanencia en el mar en aguas a muy bajas temperaturas”. Extraído de Horacio Rodríguez, Buques de la Armada Argentina, 1970-1996, Buenos Aires, Instituto de Publicaciones Navales, 1997.


El hundimiento del navío nacional es considerado en materia de derecho internacional como un "Crimen de Guerra" del cual la totalidad de los funcionarios de la administración ministerial de Margaret Tatcher (fallecida), y el estado monárquico británico, continúan impunes.

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