La ineptitud humana y del Estado como causante de los incendios en el país

En la provincia de Corrientes ocurre otro hecho más de la ineptitud humana con el correr de los tiempos, donde gran parte de los acontecimientos es producido por el cambio climatico provocado por el humano, los intereses del sector privado con el Estado y no poner el verdadero foco en leyes que protejan el medioambiente como la Ley de Humedales que fue cajoneada tantas veces por el Congreso de la Nación. 

 

En las últimas horas los incendios en Corrientes ya arrasaron con más de 800.000 hectáreas, casi un 10% de la superficie total de la provincia y el gobernador Gustavo Valdés, uno de los que desalentó la Ley de Humedales e incitó a que los dueños de los campos enciendan fuego grandes proporciones de tierra para plantaciones de soja y ganadería, ahora confirmó 17 focos de incendio activos en la provincia, catalogando el episodio como “una catástrofe”. 

 

La importancia de los humedales y sus servicios radica también en cuestiones vinculadas con el cambio climático, ya que las turberas (que solo ocupan el 3% de la superficie terrestre) tienen la capacidad de almacenar dos veces más carbono que los bosques de todo el planeta y si bien algunos humedales argentinos han sido declarados como sitios Ramsar bajo la categoría de “importancia internacional”, faltan políticas de conservación nacional y provinciales que acompañen y fortalezcan su existencia. El Gobierno de Alberto Fernández nunca garantizó la protección ambiental, solo le importo el negocio por la entrada de divisas. 

 

Cuando empezaron las quemas vistas desde Rosario a partir de mediados del 2020 y se repitieron también durante el 2021, este ecocidio generó más protestas a través de las redes sociales, convocando a movilizaciones en distintos puntos del país, principalmente por intermedio de distintas organizaciones como El Paraná No Se Toca y la Multisectorial Humedales. Pero sin embargo, el Gobierno Nacional nunca dirigió realmente sus políticas dejandola pasar y poniendose a favor de los grandes productores rurales para que luego con el tiempo usar esas millones de hectáreas y usarlas para impulsar la economía, siendo el primordial suistento argentino que lleva más de 200 años. 

 

Uno de los grandes ejemplos ocurrió en Brasil con las grandes quemas de millones de hectareas en el Amazonas, incentivados por el impresentable presidente Jair Bolsonaro que amenazaba a los medios de comunicación no hegemonicos y a sus campecinos en no difundir el porque de los incendios, que fueron lisa y llanamente para la ganaderia y las grandes plantaciones de soja. 

 

La producción rural sigue sin protejer al ambiente, avanza sin frenos y nadie se atrevé a frenarlos. El calentamiento global, produce que el ambiente se seque y debido a las altas temperaturas, el fuego que es provocado intencionalmente como ocurre en Corrientes, produce un incendio voraz imposible de contener por más que miles de brigadistas estén presentes para tratar apagarlos. Solo se podrá, si las condiciones climaticas son oportunas para poder contenerlo. 

 

 Es clave la Ley de Humedales 

El proyecto de Ley de Humedales se encuentra paralizado hace años esperando la aprobación de diversas comisiones de la Cámara de Diputados para ser tratado en el recinto. Se trata de una ley clave para mitigar la crisis climática que perdió estado parlamentario a finales del año pasado.

 

Gracias a la incansable lucha del movimiento ambientalista, organizaciones políticas y diversos sectores de la sociedad civil, a fines de 2020 la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados aprobó un texto de mayoría con una disidencia parcial y un texto de minoría del proyecto de ley para regular y proteger los humedales en Argentina. Hasta ahora el texto se ha visto constantemente bloqueado por el lobby inmobiliario, del agronegocio y la minería en distintas comisiones, lo cual impide que pueda ser tratado en recinto. 

 

La importancia de esta ley radica en que los humedales ocupan 600.000 km2 (el 21,5% del territorio nacional), son grandes filtros depuradores, reservorios de agua dulce y sirven para amortiguar los impactos de las lluvias. A la vez se consideran fundamentales en la lucha contra el cambio climático, en tanto almacenan más carbono que el resto de los ecosistemas.

 

Según el primer informe Global Wetlands Outlook (Perspectiva mundial sobre los humedales) de la Convención de Ramsar, entre 1970 y 2015 desapareció aproximadamente el 35 % de los humedales del planeta y las tasas anuales de pérdida se aceleraron a partir del año 2000.