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Los bancos esperan el anuncio con urgencia debido a las dificultades para manejar la liquidez diaria y la necesidad de que las tasas comiencen a normalizarse luego de meses de contracción monetaria.
Durante agosto, el BCRA que conduce Santiago Bausili elevó los encajes hasta un promedio del 53,3% y cambió el cálculo para que se realizara de forma diaria en lugar del clásico cómputo mensual.
Esa decisión —muy cuestionada por las entidades— complicó la operatoria cotidiana de los bancos y redujo aún más la disponibilidad de pesos en el sistema.
El primer indicio de cambio apareció en la licitación de deuda del Tesoro de este miércoles, donde Economía convalidó un rollover del 57%, lo que permitirá liberar cerca de $5 billones al mercado este viernes.
El mensaje fue claro: el Gobierno empieza a priorizar la baja de tasas, que podrían estabilizarse entre 30% y 40% TNA.
En paralelo, desde el exterior también llegaron pistas. El vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, expuso días atrás en Washington ante inversores que la demanda de pesos cayó durante la previa electoral y que, a medida que la actividad se reactive, el Central podría volver a comprar reservas en 2026 sin necesidad de absorber liquidez.
La estrategia oficial apunta a una reinyectación de pesos que acompañe la reactivación económica. Para eso, el rol de los bancos será clave.
Para el economista Federico Filippini, la normalización del sistema de encajes es una condición necesaria para restablecer el crédito al sector privado, algo que considera central para impulsar el crecimiento.
“El regreso del crédito es el motor del crecimiento. Y para ello, es fundamental que se normalice la política de encajes. En los últimos meses tuvo un sesgo ultra restrictivo que absorbió liquidez para contener al dólar”, indicó.
Que vuelva el cómputo mensual de encajes.
Que se reduzca el porcentaje inmovilizado.
Que las tasas comiencen a desacelerar.
Que se reactive el crédito al sector privado.
Si el Central avanza en ese sentido, el sistema financiero podría pasar del modo contención al modo expansión después de un año marcado por la sequía de pesos y el freno al crédito.
 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							