viernes 26 de septiembre de 2025 - Edición Nº2487

Internacional | 26 sep 2025

Economía

China, la gran ganadora de la jugada de Caputo con la soja

El impacto geopolítico no tardó en sentirse. En Washington preocupa cómo esta medida fortalece a Beijing y golpea a los farmers estadounidenses, base electoral clave de Donald Trump. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, exigió al gobierno argentino la restitución de las retenciones, advirtiendo que la medida distorsionaba la competencia global.


La eliminación temporal de las retenciones a la soja y sus derivados, dispuesta por el gobierno de Javier Milei, dejó un claro ganador: la estatal china Cofco. El gigante asiático logró declarar más de 2,5 millones de toneladas de harina de soja con retención cero, por un valor superior a los USD 1.200 millones.

 

Se trata del commodity estrella del complejo sojero argentino, que representa el 16% de las exportaciones totales del país y más del 40% del sector. Con el liderazgo mundial en el negocio del crushing, Argentina exporta más harina que poroto o aceite de soja, gracias a las plantas de molienda concentradas en Rosario y el cordón del Paraná, que procesan más de 200 mil toneladas diarias.

 

La operatoria benefició a las seis grandes cerealeras que concentran casi todo el negocio: Cargill, Bunge, ADM, Viterra, Louis Dreyfus y Cofco. Según denuncian productores, estas empresas aprovecharon la ventana fiscal para declarar operaciones sin tener aún el grano en mano, lo que en la jerga se conoce como “soja de papel”.

 

El esquema permitió que las multinacionales adelantaran ventas, colocaran los fondos en instrumentos en pesos con altas tasas, y se volvieran a dolarizar antes de la devaluación esperada. En la City lo bautizaron “carry sojero”, un negocio financiero más que productivo.

 

“Fue un acuerdo en una mesa con 10 personas. Si hacés la cuenta, se ganaron 2.000 millones de dólares en tres días. El Gobierno buscó esto”, denunció un directivo de la Mesa de Enlace.

 

La maniobra no solo le aseguró a Cofco una ganancia extraordinaria, sino también la provisión de harina para sus plantas de crushing en China, en plena disputa comercial con Estados Unidos. La compañía es una de las mayores compradoras de soja del mundo y, en este escenario, priorizó sus compras en Argentina, con un beneficio adicional gracias a la decisión de Caputo.

 

El impacto geopolítico no tardó en sentirse. En Washington preocupa cómo esta medida fortalece a Beijing y golpea a los farmers estadounidenses, base electoral clave de Donald Trump. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, exigió al gobierno argentino la restitución de las retenciones, advirtiendo que la medida distorsionaba la competencia global.

 

La tensión va más allá del episodio coyuntural. Como recuerdan en la administración norteamericana, Argentina y Estados Unidos producen lo mismo: soja y petróleo. Cada cambio impositivo en Buenos Aires altera la pulseada por los mercados internacionales.

 

Las retenciones, que en la práctica funcionan como un mecanismo para equilibrar la cancha interna, se convirtieron esta semana en el centro de una disputa mayor: mientras el campo local denuncia una estafa y concentración de beneficios, China emerge como la gran ganadora de la jugada de Caputo.

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