

Durante una serie de declaraciones realizadas en su red Truth Social, Trump acusó al gobierno de Narendra Modi de “comprar enormes cantidades de crudo ruso y revenderlo con ganancias”, y agregó: “No les importa cuántas personas mueren en Ucrania por culpa de la maquinaria bélica rusa”. Aunque no detalló los sectores afectados, anticipó una suba sustancial en los aranceles que India paga por exportar a Estados Unidos.
India se ha transformado en uno de los principales compradores de petróleo ruso desde que Occidente impuso sanciones a Moscú. Según estimaciones recientes, Nueva Delhi adquirió crudo por más de u$s133.400 millones desde el inicio de la guerra, desplazando a proveedores tradicionales y convirtiendo a Rusia en su mayor socio energético.
El atractivo del crudo ruso radica en su bajo costo, al cotizar por debajo del Brent. Esta diferencia permite a las refinerías asiáticas obtener mayores márgenes de ganancia y abastecer su creciente demanda interna. India, tercer mayor importador mundial de petróleo, ha mantenido una postura de neutralidad pragmática frente al conflicto bélico, priorizando su seguridad energética por sobre los alineamientos geopolíticos.
El actual mandatario estadounidense viene redoblando su enfoque proteccionista, y en semanas anteriores ya había restablecido aranceles del 25% sobre productos clave provenientes de India. Sin embargo, esta es la primera vez que vincula directamente las medidas comerciales con la posición energética de Nueva Delhi respecto a Rusia.
En paralelo, también instó a China a cesar sus importaciones de crudo ruso, aunque las señales desde Pekín y Nueva Delhi apuntan a que ninguna de las dos potencias planea modificar su política energética en el corto plazo.
Desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, Trump ha intentado capitalizar su vínculo personal con Vladimir Putin para destrabar el conflicto en Ucrania. No obstante, ante la falta de avances concretos, anunció nuevas sanciones económicas contra Moscú si no cesan las hostilidades antes del próximo viernes.
En un contexto global marcado por el desvío de flujos energéticos hacia Asia —y con Rusia recaudando más de u$s12.600 millones solo en junio por exportaciones de crudo—, la Casa Blanca endurece su postura y utiliza la presión comercial como herramienta para aislar a Moscú, incluso a costa de tensar relaciones con sus propios aliados estratégicos.