

El dólar oficial mayorista pegó un salto explosivo este jueves: subió $59 (+4,6%) y cerró a $1.374 para la venta, marcando un récord histórico desde el levantamiento del cepo. Con esta suba, quedó a solo un paso del techo de la banda cambiaria que fijó el Gobierno en $1.451,50. En la city, el clima ya es de alerta: los contratos de futuros se recalientan y anticipan un dólar por encima de esa banda, en plena cuenta regresiva hacia las elecciones de octubre.
La magnitud del salto —la mayor suba diaria desde mayo— dejó al descubierto un síntoma que el equipo económico ya no puede disimular: el mercado no le cree al Gobierno. La supertasa en pesos, pensada para contener la presión cambiaria, perdió su poder de fuego. Hoy, el refugio es el dólar.
“Las expectativas están completamente desancladas”, advirtió el economista Federico Glustein, quien no descartó que el dólar toque el techo de la banda en el corto plazo. El nuevo esquema cambiario, presentado con bombos y platillos por Luis Caputo y Santiago Bausili, se resquebraja ante el avance incontrolable de la demanda por cobertura.
Leonardo Anzalone, analista de CEPEC, fue tajante: “La suba responde a un atraso acumulado, pero sobre todo a la percepción de que este esquema ya no alcanza. El mercado exige algo más y no lo encuentra”.
La supertasa, una de las pocas herramientas que le quedaban al BCRA para enfriar el dólar, ya no resulta efectiva. Los inversores prefieren resignar tasa y correr al dólar, incluso a precios récord, antes que seguir apostando a un modelo que tambalea. “Aunque la tasa supere la inflación, el mercado huye hacia posiciones defensivas”, sostuvo Glustein.
La ciudad financiera lo está dejando claro: se acabó el tiempo del beneficio de la duda. La confianza se erosionó y el mercado actúa en consecuencia. En los futuros de diciembre, el dólar mayorista ya se pacta a $1.528, es decir, por encima del techo de la banda para ese mes.
El Banco Central, ante esta presión, ya tuvo que intervenir con más de u$s7.000 millones en contratos de futuros solo en julio, una cifra que grafica el nivel de desconfianza imperante.
A la incertidumbre política que alimenta la dolarización de carteras, se suma un factor estructural: la caída en la oferta de divisas. Las liquidaciones del agro se derrumbaron tras la reinstauración de las retenciones, y el Tesoro volvió al mercado a comprar dólares, quitando todavía más oxígeno a las reservas.
Para el analista Andrés Reschini, la próxima jugada dependerá de cuánto impacte este salto en los precios y si el agro se decide o no a acelerar sus liquidaciones. Pero el trasfondo es más profundo: “la sostenibilidad del esquema cambiario solo será posible si se logra recomponer la confianza”, advirtió.
Mientras tanto, en la city ya nadie descarta que el dólar oficial toque, o incluso rompa, el techo de la banda mucho antes de lo previsto. Y lo que hoy parece un límite, puede convertirse en un nuevo piso.