

El Gobierno enfrenta un período de alta tensión financiera con vencimientos de deuda en pesos por $41 billones entre lo que queda de julio y agosto, una cifra equivalente al 5% del PBI. El calendario que tiene por delante el Tesoro es intenso: $11 billones vencen el próximo 29 de julio, mientras que en agosto se suman otros $30 billones, repartidos entre el 13 ($19 billones) y el 27 ($11 billones). Todo esto ocurre en un contexto marcado por la presión de dolarización, la caída de instrumentos clave como las LEFIs, y una volatilidad creciente en las tasas de interés, que este lunes alcanzaron un 50% nominal anual en las cauciones a nueve días.
La salida desordenada de las LEFIs, que el Gobierno pretendía migrar hacia Lecaps, provocó un exceso de liquidez en los bancos, generando una abrupta caída en la tasa interbancaria. Según explicó el economista Juan Manuel Telechea, la tasa de las LEFIs actuaba como un piso para el sistema, y al desaparecer, los bancos optaron por quedarse líquidos, lo que derivó en un nuevo rebote hacia el dólar. Ante este panorama, el Gobierno volvió a utilizar los Pases Pasivos y también intervino en el mercado de dólar futuro para absorber pesos.
La primera respuesta fuerte fue una licitación de emergencia del Tesoro que convalidó una tasa efectiva mensual del 3,2%, bastante por encima del 1,6% de inflación mensual y de los rendimientos del mercado secundario. El mensaje del oficialismo fue claro: no convalidar presiones cambiarias, aunque eso implique frenar la actividad económica. Según los expertos de Criteria, la política monetaria apunta a “no negociar con la inflación”, incluso si eso requiere tasas altas.
La tasa de caución pasó a convertirse en el principal termómetro de la city. Este lunes tocó un máximo intradiario del 70% anual. Desde Bell Bursátil y Max Capital coincidieron en que este indicador será clave para anticipar el comportamiento del mercado frente a las próximas licitaciones del Tesoro. En ese marco, se estima que el Gobierno deberá seguir convalidando tasas reales elevadas para evitar una nueva oleada de dolarización.
Economistas como Amílcar Collante y Gustavo Ber interpretan que la eliminación de las LEFIs sumó inestabilidad en un momento en que se redujo la oferta de agrodólares y crece la demanda de divisas ante el escenario electoral. Ber advierte que los retornos altos deberían moderarse en el corto plazo para no dañar aún más la actividad, aunque por ahora serán necesarios para que “la codicia le gane al miedo”.
El mercado de deuda en pesos, por ahora, no logra estabilizarse. Andrés Reschini, de F2 Soluciones Financieras, señaló que las Lecaps más cortas ya rinden hasta un 4% TEM, por lo que el Tesoro probablemente tenga que convalidar tasas aún mayores en las próximas licitaciones. Jorge Neyro coincidió en que, dada la escasez de pesos y la volatilidad reinante, no hay margen para forzar una baja de tasas sin perder financiamiento.
La gran pregunta que domina el escenario económico es si el Gobierno logrará renovar el total de los vencimientos sin generar nuevas tensiones cambiarias. En las próximas semanas, cada licitación del Tesoro será una prueba clave, donde se pondrá a prueba la capacidad del equipo económico para sostener el equilibrio entre tasas, tipo de cambio e inflación en un contexto financiero cada vez más incierto.