martes 22 de julio de 2025 - Edición Nº2421

Regional | 21 jul 2025

"El apellido que me duele no va más": una niña de Roca logró cambiar su identidad para cerrar una etapa

Tenía apenas cuatro meses cuando su padre la abandonó. Hoy, a punto de terminar sexto grado, la Justicia le permitió suprimir el apellido paterno. “Quiero que mi nombre refleje quién soy”, dijo.


En Roca, una niña que está por finalizar el sexto grado escolar logró un hito personal y simbólico: cambiar el apellido con el que no se identifica por el de su madre, el que siempre usó en la vida cotidiana, el que eligió como propio. La decisión fue autorizada por una jueza de Familia, quien consideró que existían "justos motivos" para dejar atrás el apellido paterno.

 

Durante el proceso judicial, se valoró especialmente el testimonio directo de la niña, su uso cotidiano del apellido materno en juegos, tareas escolares y redes sociales, y el abandono absoluto del padre desde su nacimiento. El hombre, residente en Buenos Aires, nunca viajó a verla, no cumplió el régimen de comunicación ni aportó asistencia económica. Sobre él incluso pesa una denuncia por llamadas intimidatorias.

 

La jueza aplicó el artículo 69 del Código Civil y Comercial de la Nación, que permite el cambio de apellido en casos de justa causa, y fundamentó la resolución en el derecho constitucional a la identidad, entendido como una construcción emocional, cultural y social, más allá del dato registral.

 

“El nombre hiere. No es un capricho, muchas veces se trata de padres violentos, ausentes o desconocidos”, explicó la jueza Paula Fredes al diario RÍO NEGRO.

La sentencia no altera la filiación jurídica: el padre sigue figurando en la partida de nacimiento. Pero sí modifica lo que para la niña era más urgente y real: el nombre con el que vive y se piensa cada día.

 

Tampoco hubo objeciones del Registro Civil ni del Ministerio Público Fiscal. La Defensora de Menores, tras entrevistarla, se expresó también a favor.

 

Este tipo de casos viene en aumento. Según fuentes judiciales, cada vez más personas —especialmente adolescentes— solicitan cambios de nombre o apellido amparados en el artículo 69. Uno de los argumentos más frecuentes es la afectación de la personalidad, un criterio amplio que reconoce el dolor, el rechazo o la desconexión que un apellido puede provocar.

 

Para esta niña de Roca, el fallo llega como el cierre de una etapa. Deja atrás no solo un apellido, sino una ausencia. Y se proyecta hacia la adolescencia con una identidad elegida, no impuesta.

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