

Un informe actualizado revela que Argentina y Venezuela encabezan el ranking de los países con los salarios mínimos más bajos de América Latina, medidos en dólares. En ambos casos, el impacto de la inflación, la devaluación y la falta de actualizaciones sostenidas dejaron a millones de trabajadores formales con ingresos por debajo de la línea de pobreza.
Con un salario mínimo congelado en 130 bolívares desde marzo de 2022, los trabajadores venezolanos perciben hoy apenas 3 a 4 dólares mensuales, según la cotización oficial. A pesar de la entrega de bonos estatales complementarios para el sector público, el salario legal no fue modificado en más de dos años, mientras la inflación acumulada superó el 200 %.
Organismos internacionales y especialistas coinciden en que Venezuela tiene el salario mínimo más bajo del continente y uno de los más deprimidos del mundo. La situación se agrava en el sector privado, donde los bonos no son percibidos y el salario real se encuentra en niveles de subsistencia.
En julio de 2025, el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) en Argentina fue fijado en 317.800 pesos, lo que equivale a unos 258 dólares al tipo de cambio oficial. Según estimaciones oficiales y privadas, el salario mínimo argentino ha perdido más del 30 % de su poder de compra real desde noviembre de 2023, a pesar de incrementos decretados en los últimos meses.
A esta situación se suma el contexto de alta inflación (superior al 200 % interanual) y la ausencia de consensos con sindicatos y empresarios para establecer una recuperación sostenida del ingreso. Desde el gobierno nacional, incluso se ha cuestionado la utilidad del salario mínimo como instrumento regulador del mercado laboral.
Según datos actualizados a julio de 2025, el salario mínimo mensual medido en dólares es el siguiente en algunos países de la región:
Costa Rica: 724 dólares
Uruguay: 586 dólares
Chile: 510 dólares
Ecuador: 470 dólares
Brasil: 245 dólares
Argentina: 258 dólares
Venezuela: 3 a 4 dólares
La comparación deja en evidencia el retroceso de Argentina y Venezuela en materia de ingreso mínimo, en contraste con otros países que han logrado actualizar sus pisos salariales acompañando la evolución de precios.
En ambos países, el deterioro del salario mínimo refleja problemas estructurales: inflación descontrolada, pérdida de valor de la moneda, y en el caso venezolano, una informalidad laboral superior al 50 %. En Argentina, el ajuste fiscal aplicado desde diciembre de 2023 impactó sobre la masa salarial sin mejoras sostenidas en el poder adquisitivo.
Mientras tanto, sindicatos y economistas alertan por el empobrecimiento de amplios sectores formales de la población, que ya no logran cubrir la canasta básica con su ingreso mínimo legal.