

En una entrevista para el programa Punto de Quiebre que se emite por FM Raíces 91.7, Mario Romero, secretario general del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), alertó sobre la grave situación que atraviesa el organismo. Según Romero, el Gobierno Nacional se encuentra al borde de publicar un decreto que transformaría profundamente al INTA, pasando de ser un organismo descentralizado con autonomía presupuestaria y técnica, a convertirse en un ente desconcentrado, dependiente administrativa y financieramente de la Secretaría de Agricultura.
Este cambio estructural no solo implica una pérdida de independencia para el organismo, sino también una profunda modificación en su órgano directivo: el histórico consejo de 10 miembros será reemplazado por uno de solo 8 integrantes, con un empate resuelto siempre por el presidente designado por el Ejecutivo, concentrando así el poder de decisión.
Lo más alarmante, explicó Romero, es la eliminación de los centros regionales y de investigación del INTA, pilares fundamentales de su actividad científica y de extensión agropecuaria en todo el país.
El impacto de este decreto no solo amenaza la estructura institucional del INTA, sino que golpea directamente a las economías regionales, especialmente en zonas como la Patagonia, donde el acceso a la tecnología, la asistencia técnica y el acompañamiento de los pequeños y medianos productores dependen casi exclusivamente del trabajo territorial del INTA.
“La desaparición del INTA como lo conocemos afectará la soberanía alimentaria, la permanencia de los productores en sus chacras, y en definitiva, provocará un despoblamiento rural”, explicó Romero. En este contexto, subrayó que muchos productores no podrán contratar asesoramiento técnico privado, algo común en la pampa húmeda, pero inviable en regiones menos favorecidas.
Además, se conoció que el decreto incluye un artículo que habilita al Estado a vender propiedades del INTA, lo que pone en peligro activos estratégicos en zonas sensibles, como campos lindantes con países vecinos.
Actualmente, el INTA cuenta con aproximadamente 5.800 trabajadores en todo el país. Sin embargo, el documento presentado por su presidente, Mariano Garmendia, propone poner en disponibilidad a 1.500 empleados. A esto se suman 300 bajas recientes por jubilaciones, retiros voluntarios y renuncias.
Las unidades experimentales del INTA no solo son vitales para la investigación, sino que también son motores económicos locales. Romero puso como ejemplo la estación experimental de Manfredi, Córdoba, donde trabajan cerca de 200 personas. La mitad de ellas residen en el pequeño pueblo, por lo que cualquier recorte tendría un efecto devastador en la economía local.
El INTA no es el único blanco de esta reestructuración. Según informó Romero, también desaparecerían como organismos autónomos el Instituto Nacional de Semillas (INASE), el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (INIDEP), que pasarían a convertirse en meras direcciones dentro de la Secretaría de Agricultura.
Esto, advierte Romero, representa una pérdida de soberanía tecnológica y científica irreparable. “Destruir es fácil, se hace con un decreto en cinco minutos, pero recomponer llevará décadas”, señaló, recordando la crisis vivida en los años 90 cuando se produjo una reducción del 30% del personal del INTA, generando brechas generacionales imposibles de cerrar a tiempo.
Frente a este escenario, los gremios del sector preparan medidas de fuerza. Romero destacó que ya se han realizado movilizaciones en febrero, abril y junio, junto a otros sindicatos estatales como judiciales, viales, marítimos, aeronáuticos, docentes y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). La próxima semana se reunirán en Buenos Aires con otros gremios perjudicados por la “regulación sin corazón” que impulsa el Ejecutivo.
El dirigente subrayó la importancia de la unidad sindical y política, especialmente de los legisladores, gobernadores e intendentes del interior profundo del país, donde más se sienten los efectos del ajuste.
“Se están tomando decisiones desde la Capital Federal que ignoran la realidad más allá de la General Paz”, sostuvo Romero. “El INTA, como el CONICET, el INTI o el Banco Nación, tienen presencia territorial. Sin ellos, las provincias van a caer en una crisis aún más profunda”.
Para cerrar, Romero hizo un llamado a la defensa del INTA como pilar de la soberanía alimentaria, ya que es el sustento técnico y científico de los pequeños productores que abastecen los mercados locales con alimentos frescos y de calidad. También señaló la amenaza a la soberanía territorial, al poner en venta tierras ubicadas en zonas estratégicas fronterizas como Misiones o Río Mayo (Chubut).
La desaparición del INTA y de otros organismos descentralizados del Estado no solo afectaría la ciencia y la producción, sino que pondría en jaque valores fundamentales del desarrollo nacional: la equidad territorial, la innovación propia, y la soberanía sobre nuestros recursos.