

Las ventas se desplomaron con la llegada masiva de neumáticos importados desde China y Brasil, facilitada por la baja de aranceles impulsada por el gobierno. En este contexto, la empresa ha reducido personal de manera paulatina a través de un plan de retiros voluntarios. Actualmente, el ritmo de fabricación es de 7.000 unidades diarias, el mínimo necesario para mantener la planta operativa, aunque la sobreoferta ha colapsado los depósitos, que están "hasta los techos de cubiertas", según describió un operario.
La tensión entre la empresa y el gremio Sutna va en aumento. El viernes pasado estaba prevista una audiencia en la delegación Morón del Ministerio de Trabajo bonaerense, pero los representantes de Pirelli no asistieron. Desde el gremio denunciaron que, además de ausentarse, la empresa impidió el ingreso de sus representantes a la fábrica, incluso del secretario gremial.
En un comunicado, Sutna acusó a Pirelli de "presionar en forma sistemática a los trabajadores, generando un clima hostil e incompatible con las duras tareas de la línea de producción". Advirtieron que "ante este comportamiento peligroso, prepotente y violento de la patronal, el sindicato accionará en todas las formas posibles para resguardar a los trabajadores".
Mientras tanto, el sector sigue de cerca la evolución del conflicto y sus posibles repercusiones en la industria del neumático, que ya enfrenta un panorama desafiante por la competencia con las importaciones.