La reconocida ensayista y figura clave de la crítica literaria y cultural argentina, Beatriz Sarlo, falleció esta madrugada a los 82 años. Con una trayectoria que abarcó más de cuatro décadas, Sarlo se consolidó como una de las intelectuales más influyentes del país, dejando un legado invaluable de libros, ensayos y estudios que marcaron profundamente el campo intelectual nacional.
Sarlo, quien residió hasta sus últimos días en su departamento del barrio de Caballito, enfrentó un rápido deterioro en su salud en los últimos meses. El fallecimiento de su pareja, el cineasta Rafael Filipelli, en marzo de 2023, y la reciente pérdida del pensador Juan José Sebreli, acentuaron un estado de desánimo que la afectó profundamente. A lo largo de su vida, Sarlo, sin hijos ni familiares cercanos, contó con el apoyo de un pequeño círculo de amigos íntimos: el crítico Adrián Gorelik, la crítica Sylvia Saitta y la editora Ada Solari, quienes estuvieron a su lado durante su etapa final.
En sus últimos meses, Beatriz Sarlo se encontraba trabajando en un libro de memorias, que estaba previsto para ser publicado en marzo de 2024. Sin embargo, hace aproximadamente diez días, sufrió un accidente cerebrovascular masivo que le dejó serias complicaciones motrices y que la obligó a ser internada en el sanatorio Otamendi. Aunque logró salir de terapia intensiva, esta madrugada sufrió una descompensación que terminó con su vida.
La muerte de Beatriz Sarlo deja un vacío en el ámbito literario y cultural argentino. Su voz, incisiva y aguda, marcó una época y su influencia perdurará en la reflexión intelectual de las futuras generaciones. Con su partida, se despide una de las figuras más emblemáticas de la crítica y el ensayo en la Argentina.