Este 10 de diciembre va a quedar para la historia en la Argentina y porque no en el mundo. Comienza una nueva era, totalmente incierta y con mucha incertidumbre. La asunción de Javier Milei dejo en claro lo que ya venía vaticinando, un feroz ajuste, una restricción de la economía y una inflación que no va ser fácil contener con las medidas liberales que propone el Presidente.
Los argentinos parece que carecemos de cierta memoria, porque las grandes crisis vinieron con medidas muy ortodoxas en lo económico y acompañadas por la represión de las fuerzas de seguridad para mantener un orden sin grandes alteraciones sociales, esto se dio por similares hechos a lo vuelve a proponer Milei. En sencillas palabras el ciclo que podríamos volver a repetir será con hambre, crisis social y un horizonte netamente caótico en todas sus aristas.
La Argentina en estos últimos 4 años sufrió una fuerte restricción externa y fue a causa del mega endeudamiento que produjo el Gobierno de Mauricio Macri, a traves de su ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, quien tomó deuda por 100 años, trajo al FMI y fue participe en el armado de las Leliq, todas cuestiones economicas que en estos años no se pudo enfrentar, crisis que heredó el Gobierno de Alberto Fernández y poco hizo para poder estabilizar la economía Argentina.
Ahora nuevamente, Caputo vuelve a Economía diciendo que recibió la peor herencia, ósea su propia herencia, pero sin hacerse cargo de absolutamente nada de lo que el mismo activó. En materia económica, la Administración saliente pseudo-peronista no bajó la inflación, sino que la elevó a niveles siderales, el tipo de cambio superó los 69 pesos que dejó Macri y terminó en $1000 por cada dólar.
Ahora bien, bajo estas circunstancias y de todas maneras, el Gobierno anterior dejó un bajo desempleo del 6,7%, la industria creció fuertemente, la construcción, las exportaciones superaron los 100 mil millones de dólares en el 2022 con un crecimiento del 5% del PBI y en el 2021, luego de la Pandemia fue del 10%.
También en materia energética, la Administración saliente deja un gasoducto terminado en primera fase para la sustitución de importaciones con ahorro de 6 mil millones de dólares para el 2024, una cuantiosa inversión extranjera por lo que es Vaca Muerta que superó ampliamente la producción e barriles de petróleo a niveles récord y deja un saldo exportable por miles de millones de dólares.
Lo que le toca a Milei no es una crisis grave como él dice, si bien hay problemas como el desarme de las Leliq, no existe un nuevo endeudamiento externo como si dejo Macri y Caputo, vencimientos en el 2024 hacía el FMI que el propio Organismo y el mal acuerdo que el Gobierno saliente dejó, ya el propio Sergio Massa había dicho que se necesitaba uno nuevo con la entidad financiera internacional. Otro tema es la deuda pública en pesos por emisión, pero no tiene punto de comparación a deber miles de millones de dólares y tener pocos para las importaciones.
Para dejar en claro, no hay solución posible matemáticamente hablando con un ajuste como el que propone Milei, llevando a la Argentina a una hiperinflación o estanflación. Tendrá que resolver problemas fiscales pero no liberando totalmente la importación porque eso traería nuevas fugas de capitales, corridas bancarías y el dólares podría tomar un ritmo alcista que pulverizaría los ingresos de los argentinos.
Hay hechos sustanciales a lo largo y ancho del mundo que dejaron evidentemente que existen planes de restructuraciones como ocurrió luego del Jueves negro de 1929, que con una plan salvatista del Estado pudo volver a poner de pie a los Estados Unidos, como también en el 2008 cuando fue la caída de la bolsa producida por el Lehman Brothers.
Otro de los ejemplos es lo que ocurrió en Israel, cuando en julio de 1985 fue adoptada una nueva política, llamada de Estabilización Económica, que estableció una devaluación de 20% de la moneda, autorizó un aumento de precios de 20% a 30% e impuso una considerable reducción de las subvenciones a los productos alimentarios (como el pan, la leche, la carne y el aceite) y a las exportaciones. Al mismo tiempo, aumentaron ciertos impuestos para reducir el déficit pero, sobre todo, se puso fin a la indexación, congelando los precios. Los trabajadores recibieron un aumento de salario de 14% en una sola vez, para compensar el alza de los precios, y se ordenó al Banco Central ejecutar una política extremadamente restrictiva, a fin de que el nivel global del crédito no se modificara.
En este caso, el argentino que siempre es diferente a lo que hace el mundo, no hay casos como el de que quiere realizar Javier Milei, la teoría nunca se pudo poner a la practica porque implican matemáticamente que se pulveriza la producción industrial dejando miles de desempleados, una suba extraordinaria de los precios bajando enormemente el consumo produciéndose el cierre de comercios, industrias y empresas.
En conclusión, los argentinos estamos ante la expectativa de buenos augurios que difícilmente ocurrirán. La historia se podría volver a repetir y estamos en la antesala de lo que capaz sería una de las peores situaciones de la historia Argentina.