El vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti, volvió a marcar diferencias con el oficialismo provincial al plantear públicamente la necesidad de unificar el calendario electoral en todo el país. A través de un extenso posteo en redes sociales, propuso que todas las categorías —nacionales, provinciales y municipales— se elijan en un solo día, una postura que choca de frente con la estrategia histórica de Juntos Somos Río Negro de desdoblar las elecciones y despegarse de las contiendas nacionales.
El planteo de Pesatti aparece, además, en un momento sensible del calendario político provincial. En los últimos días quedó ratificado que el gobernador Alberto Weretilneck no solo analiza convocar a elecciones provinciales en marzo o abril de 2027, sino que además evalúa sumar a la mayoría de los municipios que no tengan impedimentos en sus cartas orgánicas. Ese esquema reafirma la lógica del adelantamiento electoral que caracterizó al oficialismo rionegrino en los últimos años y que ahora es cuestionada abiertamente por su vicegobernador.
“Uno de los problemas más persistentes —y menos discutidos— de nuestra vida democrática reside en el modo en que organizamos el acto electoral”, escribió Pesatti, para luego sostener que “resulta indispensable avanzar hacia la unificación de los comicios en una sola jornada”. Lejos de un planteo coyuntural, el vicegobernador desarrolló una argumentación de fondo que combina críticas institucionales, económicas y políticas al actual sistema electoral argentino.
En su texto, Pesatti describió la fragmentación del calendario electoral como una “patología” del sistema político. Señaló que la superposición y multiplicación de elecciones genera desorden, gasto innecesario y una permanente lógica de campaña que erosiona la capacidad de gestión. En un contexto de restricción económica, advirtió que montar operativos electorales tres, cuatro o hasta cinco veces en un mismo año implica un dispendio de recursos difícil de justificar.
El vicegobernador fue especialmente crítico con lo que definió como un “carnaval” de fechas electorales, impulsado —según su mirada— por gobernadores e intendentes que desacoplan sus elecciones de las nacionales como reflejo defensivo. En ese punto, habló de una apropiación de lo público para la supervivencia de proyectos de poder locales y calificó esa práctica como una afrenta directa al contribuyente.
Pero el eje central de su argumentación no se limitó al costo económico. Pesatti sostuvo que la dispersión electoral produce un daño político más profundo: la fragmentación del sistema de partidos y la “desnacionalización” del debate público. Según planteó, el desdoblamiento no fortalece el federalismo, sino que lo vacía de contenido y fomenta una lógica de feudalización, en la que los liderazgos locales se aíslan de la discusión nacional y evitan rendir cuentas sobre el rumbo general del país.
En contraposición, propuso recuperar la simultaneidad electoral como mecanismo para obligar a que intendentes, gobernadores y presidente compartan una misma escena política y debatan sus propuestas dentro de una visión integral de país. Para reforzar su postura, citó el ejemplo de Estados Unidos, donde en una democracia federal consolidada rige un único “Election Day” en el que se eligen todas las autoridades en una sola jornada.
Pesatti también consideró superado el argumento histórico del “efecto arrastre” como justificación del desdoblamiento. Señaló que la implementación de la Boleta Única de Papel a nivel federal modifica sustancialmente la lógica del voto y permite una simultaneidad sin dependencia entre categorías, habilitando elecciones unificadas sin pérdida de autonomía política.
De cara al futuro, el vicegobernador planteó como horizonte deseable avanzar hacia un nuevo “contrato electoral” que incluya la eliminación de las PASO, la adopción plena de la Boleta Única de Papel en todas las jurisdicciones y la fijación de una fecha inamovible para las elecciones generales. Incluso sugirió el último domingo de octubre, en referencia simbólica al retorno democrático de 1983.
El posicionamiento de Pesatti no pasa inadvertido en la interna del oficialismo rionegrino. Su propuesta no solo interpela el esquema electoral nacional, sino que también tensiona la estrategia provincial de adelantamiento que impulsa Weretilneck. En ese cruce, el vicegobernador vuelve a exhibir un perfil propio, con definiciones políticas que lo colocan, una vez más, un paso al costado de la línea tradicional del gobierno que integra.