La provincia de Santa Cruz ingresó esta semana en un territorio de máxima tensión. El gobernador Claudio Vidal anunció el pago desdoblado de los sueldos estatales, una decisión que expone sin filtros la fragilidad financiera de su administración y que llega en el peor momento político desde que asumió. El panorama se enmarca en una caída de ingresos por regalías, recorte de transferencias nacionales y un oficialismo provincial golpeado por su magro desempeño electoral.
El Ministerio de Economía provincial oficializó que los haberes de los trabajadores estatales se pagarán en dos tramos, completándose recién una semana más tarde de lo habitual. La medida generó malestar y puso en alerta a los gremios.
El Gobierno reconoció explícitamente que los recursos disponibles no alcanzan para cumplir las obligaciones salariales en tiempo y forma, atribuyendo la situación a una reducción de casi el 30% de las regalías petroleras entre enero y septiembre y a la caída de fondos automáticos de Nación.
Para Vidal, que llegó al poder con la promesa de profesionalizar el Estado y ordenar las cuentas, este desdoblamiento marca un retroceso simbólico y político: evidencia que la provincia se quedó sin margen de maniobra y que la crisis económica nacional terminó impactando de lleno en la estructura santacruceña.
El cimbronazo financiero se superpone con una crisis política que ya venía tomando forma desde octubre, cuando la fuerza del gobernador quedó relegada al tercer lugar en las elecciones legislativas. El retroceso de Provincias Unidas debilitó el liderazgo del mandatario y desató tensiones internas en el gabinete, con reemplazos que ya se concretaron y otros que se esperan en las próximas semanas.
El gobernador, que intentó mantener una posición intermedia entre el oficialismo nacional y la oposición clásica, quedó ahora sin un canal claro de acceso al nuevo mapa político nacional. No figura entre los primeros gobernadores que serán recibidos por el ministro del Interior, Diego Santilli, y su única vía de interlocución cercana, Karina Milei, mantiene distancia desde la campaña electoral, donde reprochó al santacruceño haber especulado con un resultado favorable que no llegó.
En una recorrida reciente por el expredio de Austral Construcciones, Vidal buscó instalar un mensaje defensivo. Aseguró que la provincia está “haciendo todo lo posible con recursos propios y menos fondos” y que los gobiernos anteriores dependían de auxilios millonarios del Ejecutivo nacional. También reivindicó que las paritarias provinciales fueron “por encima de la inflación”, aunque reconoció que el atraso salarial es innegable en el contexto actual.
La frase que dejó flotando resume su estrategia comunicacional en este momento crítico: “La macroeconomía no la puede corregir un gobierno provincial”.
Mientras la provincia enfrenta su propio temblor financiero, el municipio de Río Gallegos también ingresó formalmente en una emergencia administrativa y económica hasta 2026, decretada por el intendente Pablo Grasso. La medida implica congelar la planta de personal, suspender ingresos y ordenar una revisión integral del organigrama para intentar contener el déficit.
La caída de ingresos nacionales y provinciales —del 10,4% en términos reales respecto de 2023—, sumada a una inflación del 25% y acuerdos salariales que ya superan el 29%, empujaron al Ejecutivo municipal a este ajuste.
El Concejo Deliberante, presidido por Soledad Kamu, acompañó la decisión y avanzó en la baja de 38 nombramientos políticos. La presidenta aclaró que no se trata de despidos masivos ni recortes salariales, sino de la salida de funcionarios que dependen directamente de cada gestión: “No se despide gente ni se bajan sueldos. Son cargos de conducción que entran y salen”.
El cierre del año encuentra a Santa Cruz en un escenario complejo: sin señales inmediatas de auxilio nacional, con regalías en caída, una actividad hidrocarburífera retraída y un gobernador debilitado políticamente. El desdoblamiento salarial es apenas la primera expresión visible de un cuadro fiscal que, según admiten fuentes oficiales, podría requerir medidas más drásticas si no se recompone el flujo de ingresos en los próximos meses.
Para Vidal, la crisis no es solo económica: es también el desafío más profundo para sostener su liderazgo territorial en una provincia que históricamente castiga rápido a los gobiernos que muestran debilidad.