INTERNACIONAL | 10 OCT 2025

CRISIS EN PERú

El Congreso destituyó a Dina Boluarte y asumió José Jerí como presidente interino

Con 123 votos a favor, el Parlamento peruano removió a la mandataria por “incapacidad moral permanente” en medio de una ola de violencia y descontento social. José Jerí, titular del Congreso, juró como nuevo presidente y completará el mandato hasta julio de 2026.




El Congreso de Perú destituyó este viernes a la presidenta Dina Boluarte, en una sesión extraordinaria marcada por fuertes tensiones políticas y la crisis de inseguridad que atraviesa el país. Con 123 votos de los 130 legisladores presentes, el Parlamento aprobó la vacancia presidencial por “permanente incapacidad moral”, una figura que ya provocó la salida de varios mandatarios en los últimos años.

 

En su lugar asumió José Jerí, abogado de 38 años y actual presidente del Congreso, quien juró como jefe de Estado interino hasta julio de 2026, cuando concluye el período constitucional. El país celebrará elecciones generales en abril de ese año.

 

Un nuevo capítulo de inestabilidad política

 

Desde 2016, Perú ha tenido siete presidentes. Tres fueron destituidos por el Congreso –incluida Boluarte–, dos renunciaron antes de correr igual suerte y solo uno completó su mandato interino. La destitución de Boluarte profundiza una crisis institucional crónica que combina corrupción, fragmentación política y descontento social.

 

Sin apoyo partidario ni respaldo popular, la ahora expresidenta enfrentaba protestas, escándalos judiciales y una ola delictiva sin precedentes, que derivó en su caída. Su salida se concretó tras semanas de presiones de la oposición y un incremento de la violencia, cuyo último episodio fue un tiroteo durante un concierto en Lima, que dejó cinco heridos y generó indignación nacional.

 

Un debate exprés y un silencio elocuente

 

El jueves por la noche, el Congreso aprobó iniciar el debate de vacancia por “incapacidad moral” y citó a Boluarte para defenderse ante los legisladores. La mandataria no se presentó, y el Parlamento votó su destitución.

 

En consecuencia, ha sido aprobada la vacancia de la presidenta de la República”, anunció el propio Jerí, antes de jurar como nuevo jefe de Estado. En su primer discurso, prometió enfrentar con firmeza la ola de criminalidad: “El principal enemigo está afuera, en las calles, las organizaciones criminales. Debemos declararle la guerra al delito”.

 

Reacciones y consecuencias

 

Horas después, Boluarte calificó la decisión como un “golpe parlamentario” y aseguró que su destitución “tiene implicancias graves para la democracia del país”. Recordó su origen humilde y se definió como “una mujer del pueblo que trabajó por el bienestar de los peruanos”.

 

La fiscalía mantiene abiertas tres investigaciones contra Boluarte: por el uso excesivo de la fuerza en las protestas que dejaron más de 50 muertos en 2023, por presunto abandono de cargo durante una operación estética, y por el “Rolexgate”, un escándalo que estalló en 2024 tras ser vista con joyas de lujo no declaradas.

 

Con su destitución, Boluarte pierde su fuero presidencial y podría enfrentar juicio penal. En la misma prisión especial donde hoy están recluidos los expresidentes Pedro Castillo, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, podría terminar también la mandataria saliente.

 

La inseguridad, el detonante final

 

El detonante político fue el ataque armado durante un concierto del grupo de cumbia Agua Marina, en el distrito limeño de Chorrillos. Cinco personas resultaron heridas de bala y el hecho expuso la creciente influencia del crimen organizado.

 

El gobierno había sido duramente cuestionado por su falta de respuestas ante el aumento de homicidios, extorsiones y secuestros. Según cifras oficiales, la tasa de asesinatos se duplicó en los últimos dos años.

 

Un país en busca de rumbo

 

Boluarte había asumido el poder en diciembre de 2022, tras la destitución de Pedro Castillo, de quien fue vicepresidenta. Entonces prometió gobernar hasta 2026, aunque enfrentó desde el inicio una fuerte oposición. En sus primeros meses, las protestas dejaron más de 500 manifestaciones y 50 muertos, según Naciones Unidas, que denunció el uso excesivo de la fuerza policial.

 

La llegada de Jerí abre una nueva etapa política, pero también deja abierta la incertidumbre sobre el rumbo de un país acostumbrado al vértigo institucional. Con siete presidentes en menos de una década, Perú vuelve a vivir un ciclo de destitución, transición y desconfianza, mientras la ciudadanía reclama seguridad, justicia y estabilidad.