El Banco Central (BCRA) rompió este miércoles una racha de cinco meses sin intervenir en el mercado cambiario y vendió u$s53 millones para frenar la suba del dólar oficial, que había superado el techo del esquema de bandas de flotación. La medida se dio tras un salto del tipo de cambio mayorista de $119,50 (+8,8%) en apenas una jornada, hasta ubicarse en $1.474,50.
La decisión despertó un fuerte debate entre economistas y operadores: algunos la interpretan como una señal de credibilidad, al mostrar que la entidad conducida por Santiago Bausili defenderá el esquema cambiario; otros la consideran una muestra de debilidad, ya que la falta de acumulación previa de reservas limita el margen de maniobra hacia adelante.
“Esto le da credibilidad al BCRA porque mantiene su compromiso con el sistema de bandas”, opinó el economista Andrés Salinas. En cambio, Guido Zack, de Fundar, sostuvo que la intervención refleja “una señal de debilidad” y cuestionó que el Gobierno haya perdido la oportunidad de reforzar las reservas en meses previos.
El trasfondo político agrega presión. Con las elecciones nacionales fijadas para el 26 de octubre, el mercado observa con desconfianza la sostenibilidad del esquema. “Es probable que veamos al BCRA vendiendo dólares casi todos los días hasta los comicios”, advirtió Federico Machado, de la consultora OPEN.
Las reservas líquidas rondan los u$s25.000 millones, con u$s14.000 millones correspondientes a desembolsos del FMI. Si bien el nivel es superior al del Tesoro, que tras pagos de deuda quedó con apenas u$s640 millones, la dinámica preocupa. Según estimaciones privadas, la autoridad monetaria debería vender unos u$s540 millones diarios de aquí a octubre para agotar su poder de fuego, algo improbable pero que marca la fragilidad del cuadro.
El antecedente histórico tampoco ayuda: caídas semanales de reservas de esta magnitud solo se registraron en abril de 2018 y octubre de 2019, en ambos casos en medio de crisis cambiarias y antes de elecciones nacionales.
Con este telón de fondo, el mercado se mantiene en alerta máxima. La pregunta que flota es si el BCRA logrará sostener el esquema cambiario hasta octubre sin una pérdida significativa de reservas, o si la presión cambiaria terminará imponiéndose antes del “deadline” electoral.