La medida, impulsada por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y la Dirección General de Aduanas, busca actualizar un sistema normativo vigente desde 1994, que excluía a este tipo de bienes por considerarlos de uso comercial, lo que generaba una serie de restricciones y sanciones en el ingreso por vía aérea o terrestre.
Con el nuevo esquema, los argentinos o residentes mayores de 16 años podrán declarar una unidad por año calendario de estos productos no previstos en la antigua Resolución ANA N.º 3.751/94. El trámite se realiza de forma digital, en un intento por desburocratizar el sistema aduanero y permitir la importación personal controlada de bienes considerados de uso doméstico.
Desde el Gobierno aseguran que la medida busca corregir una “anomalía” histórica que equiparaba, en términos legales, el ingreso de una heladera con el de armas o sustancias ilegales.
Uno de los impulsores de la normativa, el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, celebró la decisión con una ironía encendida a través de la red social X. “Como se sabe, los argentinos cuando viajan pueden traer cosas en tanto no sean metralletas y bazucas, drogas, arqueología o productos para fines comerciales. Pues he aquí, que entre los prohibidos, -es decir equiparados en peligrosidad con las metralletas y un kilo de cocaína- estaban los electrodomésticos de línea blanca”, publicó.
La iniciativa se enmarca en el proceso de desregulación administrativa que impulsa el Ejecutivo, y que ya alcanzó otros sectores como el comercio exterior, los registros públicos y la simplificación de trámites estatales.
No obstante, sectores vinculados al comercio local advierten que la medida podría generar desequilibrios en la competencia interna, especialmente si se intensifica la importación individual de productos de alto valor sin el mismo nivel de carga impositiva que el circuito formal.
Con este cambio, el Gobierno intenta dar una señal más a favor de la "libertad de circulación de bienes" y, al mismo tiempo, responde a una demanda creciente de usuarios que reclamaban mayor flexibilidad en los viajes al exterior.